MICHEL LATARJET † y ALFREDO RUIZ LIARD †
La Anatomía, ciencia de las formas y de las estructuras del cuerpo humano, es una de las cuatro materias inscritas en los programas de los estudios médicos. Sus compañeras son la Fisiología, la Patología y la Terapéutica. No existen otras si se desea observar las cosas bien de cerca.
El conocimiento de la Anatomía es el comienzo necesario de todo saber médico. Es por ello que la Anatomía se incluye en los primeros años de estudio en el currículum de todas las Escuelas de Medicina de todo el mundo.
La Anatomía es de aprendizaje fácil puesto que demanda al comienzo un esfuerzo de memoria visual. Un espíritu curioso y joven no puede dejar de encontrar placer en descubrir lo que está disimulado bajo las apariencias de la piel y de las cubiertas superficiales y en la intimidad de las cavidades del cráneo, tórax o el abdomen. “Nadie, sin duda, deja de contemplar sin emoción el órgano que palpita en su seno o el que nutre su pensamiento” (Marc Antoine Petit, cirujano de Lyon, 1975).
Pero los que no frecuentan asiduamente la Anatomía la olvidan pronto: es necesario, se dice, aprenderla 10 veces y olvidarla 10 veces antes de dominarla…
¿Aprenderla cómo? Es muy difícil privarse del recurso de la disección, es decir, del contacto directo con los órganos, del descubrimiento del cuerpo humano por la vista guiada por la mano. Pero aún cuando se posea el genio de Vesalio o de Bichat, nadie podrá pretender captar por la disección únicamente la realidad anatómica como 10 siglos de trabajo parecen haberlo, por fin, determinado. La disección fue al principio demostración magistral, antes de ser confiada al estudiante. Demostración-disección: una dualidad muy eficaz complementada por el curso al cual se limita desgraciadamente, a veces, la enseñanza teórica de la Anatomía. Decimos “desgraciadamente” puesto que el curso no significa nada si no es prolongado por un esfuerzo de dedicación personal, porque la disección demanda ser preparada por un estudio teórico para ser realmente eficaz. Aquí es donde se coloca el libro.
El tratado de anatomía no puede limitarse al texto. Del mismo modo, un atlas privado de texto no tiene valor pedagógico. El texto debe estar ilustrado ya que él quiere ser a la vez descripción y explicación de la Anatomía. Por ello, las imágenes son la representación artificial de la Anatomía.
Esta representación esperó mucho de las fotografías en colores y de la cinematografía que parecían capaces de sustituir a la disección allí donde ésta se vuelve difícil de practicar. Esta esperanza fracasó debido a que la disección no se puede reemplazar.
¿Dibujo anatómico que se acerque a la realidad o esquema? El esquema simplifica. El estudiante puede contemplarlo largamente, luego rehacerlo (lo que significa un excelente ejercicio), pero el esquema es falso: han aparecido innumerables fascículos de excelentes esquemas desde hace algunas décadas, que dejan al estudiante desconcertado en el momento del contacto anatómico o quirúrgico con el cuerpo humano. El libro abundantemente ilustrado es, por lo tanto, la prolongación del curso magistral, el estudio previo a toda disección, el recurso frente a la incertidumbre suscitada por un problema de anatomía práctica.
La Anatomía se aprende, pues, leyendo y mirando. Y hay que leer antes de mirar: esta lectura merece ser preparada, y rogamos al lector estudiar con atención lo que sigue, puesto que se trata ya de Anatomía, tan fresca de antigüedad como de futuro.
Tomado de: M. Latarjet - A. Ruiz Liard. Anatomía Humana. Tomo II. Argentina. Editorial Médica Panamericana. 2004.